
A veces parece que, más que dibujar, tuviera que tallar lo que pongo en Brunerías. Horas y más horas delante del ordenador y no hago más que trabajar con el InDesign, con FreeHand o con el Photoshop. O me tiro un tiempo valiosísimo pegado al teléfono solucionando marrones de esos que te hacen sudar y poner cara de póker delante de los clientes. O discutiendo con los de la imprenta. O atendiendo las consultas de los ilustradores y diseñadores de la empresa...
Un día de estos (sobre el 30 de febrero de 2097, más o menos) podré dejarlo todo y dedicarme a la vida contemplativa, leyendo, escribiendo y dibujando lo que me salga de las narices. Pero hasta entonces, intentaré robar minutos para colgar algún que otro dibujillo.
Un saludo o siete...